jueves, 5 de febrero de 2009
El teatro en el colegio Zurbaranbarri
La dramatización es una forma de representación que utiliza el cuerpo, la palabra, el espacio y el tiempo escénico para expresar y comunicar ideas, sentimientos y vivencias.
A través de las actividades de dramatización se construyen actitudes basadas en valores democráticos como tolerancia, solidaridad compañerismo, amistad y sobre todo la valoración del éxito colectivo por encima del personal.
El teatro estimula la inteligencia porque facilita encontrar nuevas formas de relación y nuevas formas de pensar en las que el cuerpo es vehículo de su exposición. Ese pensamiento se articula alrededor de cieros valores como la dignidad, fraternidad, solidaridad, cooperación, democracia o paz, frente a los que sostienen los intereses de hoy en día de individualismo o competencia.
Implica un ejercicio de libertad no exento de condicionamientos, porque no es una libertad de algo, sino para algo.
Supone individualidades que se integran y no seres que se amontonan.
Se prueba el ser otro, descentrarse de sí y permite salirse de sí.
Contribuye a crear seres más sensibles y espectadores más inteligentes y críticos.
Por medio de la dramatización se vence la timidez y se desarrolla la autoestima.
Este curso, tras elegir y trabajar cuatro obras: "Gure koadrilan", "Esan omen dute", "El último bosque" y "Unos lentes para ver" podemos comprobar lo dicho anteriormente. Seguimos contando con la ayuda de los padres ayudando en la puesta en escena, con el vestuario y traslado de materiales. Se ensaya una vez por semana, primero con pases de lectura, después con ensayos escena a escena hasta llegar al ensayo general. Las obras son representadas varias veces, para que los actores cojan tablas y con ellas confianza: en el colegio para alumnado, profesorado y familiares, en el festival de navidad, en el PIN, en el Kafe Antzoki y en el certamen de teatro escolar.
En el reparto de papeles suele haber reticencias iniciales que luego se superan. La cultura mediática tiene mucho que ver en la falta de miedo al fracaso por parte de los niños, con lo que la motivación está asegurada.
Pero también hay reglas que deben cumplirse: tienen que ser responsables para aprenderse el papel, para actuar desinhibidos, para acudir a los ensayos, para esperar pacientemente el turno de su papel y para autocontrolarse. Deben participar activamente, respetar a los demás e intervenir en un orden y guardando la compostura.
En la dramatización se sienten emociones y sensaciones muy gratificantes, pero el teatro no sólo debe verse en términos de su modalidad de espectáculo, su práctica estimula el desarrollo de habilidades psicológicas y sociales como imitación, autoobservación, desegocentración, lenguaje corporal y reconocimiento de roles.
Es, en definitiva, el mejor ámbito para el desarrollo integrado de las cuatro dimensiones básicas de la función humana: corporal, intelectual, emocional y social.
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